viernes, mayo 30, 2008

23 Euros


23 euros
30 May 2008
09:36
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JOSEP MARIA ÁLVAREZ
Esta es la diferencia real entre la capacidad económica directa e indirecta de un salario medio en Extremadura y de un salario medio en Catalunya, 23 euros más en Extremadura. Esta diferencia se amplía si hablamos de otras regiones como Asturias, Castilla y León, Cantabria, Aragón y, por supuesto, Madrid.
La cifra elegida es el resultado de aplicar al salario medio de cada comunidad el Índice Regional de Precios Relativos –fórmula de IDESCAT para equiparar los precios de cada territorio en función de los sueldos– y, posteriormente, sumarle el llamado Fondo de Suficiencia, el mecanismo básico de la solidaridad interterritorial. El mismo que condena a las comunidades con un esfuerzo fiscal más alto a recibir un retorno económico inversamente proporcional a su aportación tributaria. Y la cuestión no es menor, porque no afecta tan solo a Catalunya. El caso de Baleares es realmente espectacular si tenemos en cuenta que es la primera comunidad en esfuerzo fiscal y en el ranking baja al décimo lugar en capacidad económica salarial directa e indirecta. En Catalunya, el descenso es de seis puestos y, en Valencia, de tres. Por lo tanto, ha llegado el momento de abordar de una forma decidida la solución a la financiación autonómica en general y a la de Catalunya en particular, como uno de los motores económicos de España. Y hay que empezar por desenmascarar el falso debate sobre la progresividad de la aportación fiscal. Por puro sentido común, ningún sistema fiscal sería sostenible si los que tienen unos ingresos más elevados y, por lo tanto, deben hacer la aportación más alta, también acaban teniendo un poder adquisitivo inferior al de aquellos que son beneficiarios netos de su esfuerzo contributivo. Eso es lo que pasa en el actual sistema de financiación de las comunidades autónomas. Desde la creación del Fondo de Suficiencia, ha arraigado la idea que este sistema es justo, porque aproxima realidades económicas. Sin embargo, lo que hace el modelo actual es invertir estas realidades hasta el punto de pervertir el concepto de progresividad fiscal, transformándolo en un verdadero instrumento de penalización para todas las comunidades que más aportan. Un paradigma con vocación de equilibrio que años después se ha convertido en un lastre insostenible para Catalunya y, en el fondo, en un espejismo para las comunidades beneficiarias, que poco a poco no hacen sino asfixiar a aquéllas que por nuestra riqueza asumimos sin inconvenientes el papel de garantes de solidaridad territorial.
Seguramente, el crecimiento económico de los últimos años ha contribuido en cierta medida a esconder esta situación. Y la crisis, por lo tanto, ha sido un baño de realidad que añade una buena dosis de urgencia a la negociación de la financiación de Catalunya. Ahora pues, las inversiones en infraestructuras y servicios necesarios para nuestro país, largamente exigidos por este Gobierno y por los anteriores, con perspectiva ciertamente estratégica, se han convertido en exigencia social. Hace días que la cuestión de la financiación de Catalunya ha dejado de ser un debate de hemiciclo para pasar a ser un verdadero centro de interés general, gracias a los años de retraso del TGV a Barcelona; a los apagones eléctricos; al penoso espectáculo de RENFE-Cercanías; a las comparaciones entre la T4 de Barajas y el aeropuerto de El Prat; y, por qué no decirlo, a la envidia que provoca la gratuidad de las ortodoncias infantiles en Andalucía y el despliegue informático en las escuelas extremeñas, curiosamente, lejos de nuestras posibilidades financieras. Quizá también tiene que ver con que la presión fiscal en nuestro país es muy inferior a la de otros que sí gozan de servicios de calidad y buenas infraestructuras.
Las palabras del president de la Generalitat, José Montilla, en defensa de un sistema de financiación suficiente para Catalunya no han sido más que la plasmación literaria de una queja social que crece en Catalunya. Una queja que deberá tener la solución política conveniente.
La desafección de la que habla el president no es una premonición. Podemos afirmar, sin equivocarnos, que es un sentimiento constatable que crece a buen ritmo, y que se ampara en la percepción sobradamente compartida de que tan solo formamos parte de España en términos fiscales. Que Catalunya deberá afrontar sus retos con imaginación y poco más. Y que debe practicar la solidaridad sin esperar que nadie escuche y entienda nuestras necesidades, ahora agravadas por las dificultades del ciclo económico. Si el falso dilema sobre la crisis económica y la actualización del pacto de financiación, que Felipe González puso sobre la mesa, consigue hacer mella en el Gobierno de Madrid, no debería sorprender a nadie que se reaviven las propuestas orientadas a la demanda de un concierto fiscal como el del País Vasco o Navarra. Si Catalunya no consigue los instrumentos y los recursos financieros suficientes para afrontar con éxito nuestros propios retos de crecimiento como país, la distancia será mucho más que 23 euros.
Josep Maria Álvarez es secretario generalde UGT de Catalunya
Ilustración de Mikel Jaso

miércoles, mayo 28, 2008

Montjuic, Maig del 68...
















Si demanem a qualsevol aficionat quí va ser el primer pilot de l'Estat que va guanyar un Gran Premi del Mundial de Motociclisme, estic convençut que un tant per cent molt elevat diria: Angel Nieto.És el "normal".Doncs, no, un mes de maig del 68, quan alló de París i alló altre de Praga, i al bellíssim circuit del Parc de Montjuic, un pilot català i barceloní, va pujar, amb una màquina catalana i barcelonina dalt de tot del podi.
A 40 de febre, i amb el número 24 perque va haver d'aprofitar la renúncia d'un altre pilot, ja que ell havia fet tard a les inscripcions, Salvador Canyellas, el pilot més polifacétic de tot el món del motor, damunt d'una Bultaco TSS 125 va entrar el primer a meta.
Quaranta anys després, un humil admirador del seu estil, de la seva carrera vital i de la seva valentía, vol retre un petit homenatge al guanyador de tres edicions de les 24 hores de Resistència i de varis Grans Premis del Mundial de Motociclisme.
Enhorabona, Salvador!

lunes, mayo 12, 2008

Una mujer valiente, en un mundo de cobardes.


Muere a los 98 años Irena Sendler, la heroína que salvó la vida de 2.500 niños judíos
Los sacaba de las formas más impensables y luego los ocultaba en familias católicas y conventos para evitar su traslado a los campos de concentración Fue propuesta para recibir el premio Nóbel de la Paz en su última edición, que recayó en Al Gore

12/05/2008
Varsovia. (EFE).- Irena Sendler falleció hoy a los 98 años dejando a Polonia huérfana de una de sus más grandes heroínas de la Segunda Guerra Mundial, cuando arriesgó su vida en la Varsovia ocupada para salvar de la muerte a 2.500 niños judíos ante las mismísimas narices de los soldados nazis.

Mientras la figura del alemán Oscar Schindler es reconocida en todo el mundo como el salvador de mil judíos, Irena Sendler permaneció siempre como una heroína desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida en su país por algunos historiadores, ya que los años de régimen comunista relegaron su gesta al olvido. Todo ello a pesar de que esta mujer fue la responsable de rescatar del gueto de Varsovia a 2.500 niños, que lograba sacar de las formas más impensables y que luego ocultaba en el seno de familias católicas y en conventos para evitar su traslado a los campos de concentración, donde les esperaba una muerte segura. Desde hacía varios años Irena Sender arrastraba un delicado estado de salud que se agravó en los últimos meses y que la obligó a permanecer ingresada en un hospital hasta su fallecimiento, llorado en todo el mundo por sus "hijos supervivientes del Holocausto". Y es que la bravura de Sendler rozaba la inconsciencia, cuando rescataba ante las narices de los soldados nazis a los pequeños del gueto, escondidos entre la basura, en ataúdes o en cajas de herramientas. Cuando se descubrió la trama, Irena Sendler fue brutalmente torturada por los alemanes e incluso condenada a muerte, aunque finalmente la resistencia logró rescatarla de manos de la Gestapo mientras era literalmente conducida al patíbulo. A pesar de las torturas, los alemanes nunca descubrieron que enterrados bajo un manzano cercano a uno de sus cuarteles se escondían miles de botes de conserva con los nombres de los niños, sus nuevas identidades y las familias que los acogían. Irena Sendler fue siempre una mujer de gran coraje, muy influida por su padre, un médico rural que murió cuando ella era sólo una niña y del que aprendió que a la gente se la divide en buenos y malos sólo por sus actos, no por sus posesiones materiales, y a ayudar siempre a quien lo necesitase. Cuando Irena se hizo mayor, comenzó a trabajar en los servicios sociales del ayuntamiento de Varsovia, al tiempo que se unía al Partido Socialista Polaco, siempre con el afán por ayudar a pobres, huérfanos y ancianos tal y como le había enseñado su padre. Esta historia era desconocida para la opinión pública hasta que en 1999 unos estudiantes de un instituto de Kansas, en Estados Unidos, descubrieron gracias a un trabajo de clase que una polaca había salvado la vida de, nada más y nada menos, 2.500 niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial. A partir de ese momento comenzaron los homenajes, el reconocimiento, las visitas oficiales y las condecoraciones, algo desconocido para la humilde trabajadora social de Varsovia, que siempre ocultó su gesta incluso a los más cercanos, en una mezcla de vergüenza y miedo. El pasado año, la "madre del Holocausto", como también se la conocía, fue propuesta por el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, para recibir el premio Nobel de la Paz, que finalmente fue a parar al norteamericano Al Gore. Hoy Hollywood prepara una película sobre la vida de esta mujer siguiendo el exitoso modelo de 'La lista de Schindler', el film dirigido por Steven Spielberg que obtuvo siete Oscar en 1993, y que seguro será la forma definitiva de que por fin el mundo conozca quién fue de verdad Irena Sendler.

domingo, mayo 11, 2008

Falso dilema / José Montilla

Falso dilema
Aplazar la negociación sobre financiación autonómica hasta que mejore la economía violaría la ley, sería injusto y tendría serios riesgos políticos. Cataluña no puede seguir siendo penalizada por ser solidaria
JOSÉ MONTILLA EL PAIS - 10/05/2008
Felipe González publicó el pasado miércoles en EL PAÍS un interesante artículo titulado Crisis y prioridades, donde propone abiertamente un dilema bajo el enunciado de que, para hacer frente a la crisis económica, sería bueno aplazar la negociación sobre el nuevo modelo de financiación, para permitir que el Estado recupere capacidad inversora. Afirma que "inexorablemente, la nueva financiación producirá incrementos de gasto en sectores que lo necesitan de los servicios esenciales transferidos, pero que están desvinculados de los efectos de la desaceleración de la economía y del empleo que necesitamos recuperar". En definitiva, que como "ambos frentes no pueden ser atendidos a la vez de manera razonable, para que sea satisfactorio el resultado es mejor escalonarlos y centrarse en lo fundamental".Un falso dilema se caracteriza por omitir las alternativas razonables sin argumentar dicha omisión. Y contraponer gasto social e inversión pública no sólo es negar la eficacia de combinar ambos factores como receta política y económica, sino que encierra algunas trampas y niega principios que creíamos consolidados. Como que la mejor inversión económica es la social, o que las comunidades (que son también Estado) son actores políticos con capacidad eficaz de inversión pública en "infraestructuras, vivienda protegida o rehabilitación de centros urbanos", porque muchas de estas competencias les han sido ya transferidas.Nos enfrentamos a una situación económica que reclamará medidas y actuaciones severas, pero la economía española está más preparada hoy que en el pasado. También es cierto que las tensiones políticas de un proceso negociador como el que debemos afrontar pueden resultar incómodas en este momento; y reconozco que las incomprensiones del debate estatutario catalán han dejado un rescoldo de recelo preventivo hacia todo aquello que proponga Catalunya. Incomprensiones alimentadas de manera miserable por aquellos que siguen pensando que el anticatalanismo es rentable políticamente, ante la pasividad de quienes creen que el coste de hacer frente a la demagogia es demasiado alto.Hay razones de peso contra el argumento según el cual hay que aplazar la negociación de la financiación autonómica hasta que un nuevo ciclo favorable de la economía mundial, europea y española permita abordarla en mejores condiciones.La primera razón (sorprende tener que recordar lo obvio), es que el Estatut de Catalunya obliga a todos: a la Administración general del Estado y a la Generalitat de Catalunya. El argumento de que al ser una Ley con varios procesos pendientes de resolución en el TC debe ser considerada parcial o provisional no es admisible democráticamente. Las leyes en vigor son de obligado cumplimiento. Y el Estatut dispone que antes de agosto de 2008 se debe llegar a un acuerdo de financiación bilateral para su aplicación a partir del 2009.Segunda razón: como ha afirmado José Luis Rodríguez Zapatero, la mayoría de los organismos internacionales, reconocen que el desarrollo económico de España en las dos últimas décadas se explica también por su importante proceso de descentralización. Que ha permitido desarrollarnos como sociedad y como economía moderna y competitiva. Más descentralización es igual a más desarrollo. Las economías más dinámicas son las más federales. Por eso hay que continuar y profundizar en este camino de éxito.Y la tercera razón es que no podemos aplazar esta negociación porque debemos resolver una situación clamorosamente injusta. Nuestro actual sistema de financiación ya no es útil ni justo para todos. Ni es sano, ni es eficiente. Ya no redistribuye con parámetros actualizados, ni alcanza el equilibrio fiscal, ni promueve la solidaridad real. Hace años que el sistema no es justo con quienes más aportan.Hay quien cree que esta inaplazable negociación será casi un combate. "Nos veremos las caras", dicen. Creo que es mejor que veamos los números reales, los argumentos y las razones y que, en base a ellas, encontremos un acuerdo razonable y más justo. Es comprensible que algunos pretendan mantener un estatus que les favorece aunque sea injusto con otros.
Pero es del todo inaceptable que esta situación perpetúe una injusticia lacerante en la financiación que Catalunya necesita para atender los derechos y necesidades de sus ciudadanos. Ejercer la solidaridad es aportar más, pero no debe implicar recibir menos. Ciertamente pagan los individuos, pero las inversiones y los servicios se producen y se proporcionan en los territorios. ¿Qué sentido tiene defender el superávit del Estado si éste se produce a expensas del déficit de las administraciones autonómicas y locales? Máxime en una situación de desaceleración económica. ¿Qué sentido tiene situar un porcentaje mínimo de gasto público reservado al Estado sin atender las necesidades de gasto de las Comunidades Autónomas en función de las competencias que tienen encomendadas?¿Quién teme cumplir una ley orgánica española como el Estatut? ¿Quién teme resolver los problemas de financiación de Catalunya y, a través de ella, abordar un nuevo marco de financiación más justo y equilibrado? ¿No es la justicia social nuestra divisa? ¿Desde cuándo la justicia es un obstáculo para la cohesión territorial?No podemos pretender que nadie se sienta cómodo siendo solidario si su solidaridad acaba por penalizarle.
No es aceptable que la solidaridad que se reclama a Catalunya perjudique los derechos de los catalanes. El riesgo es grande, porque podría acarrear el desafecto con la política española y la certeza de que un sistema considerado injusto debe ser sustituido. Y de ahí a la reivindicación del concierto económico (éste sí, por naturaleza, insolidario) o a la consolidación de fenómenos como la Liga Norte italiana, sólo habría un paso.Existe todavía otro riesgo: si Catalunya pierde su capacidad competitiva y su capacidad de garantizar la cohesión social, puede quedar atrapada entre una España que no la atiende (ni entiende) y un futuro de progreso al que no podría llegar por falta de recursos, inversiones e infraestructuras. ¿Interesa esta situación a alguien?
Por supuesto que a nadie razonable.
Y seguro que a nadie que se diga socialista.Los ejes de la propuesta que defendemos consisten en aumentar nuestra capacidad de suficiencia financiera, nuestra capacidad normativa y nuestra capacidad de gestión tributaria.
Y, especialmente, asociar la mayor contribución fiscal de los ciudadanos de Catalunya a la necesaria solidaridad con el resto de las Comunidades Autónomas; pero estableciendo un nuevo mecanismo de nivelación que permita revertir parte de dicha contribución fiscal en el desarrollo de la propia sociedad catalana. Distinguiendo, por una parte, los recursos destinados a financiar los servicios esenciales del Estado del Bienestar que garantizan la igualdad entre todos los españoles (educación, sanidad y servicios sociales) y, por otra parte, el resto.
Además, el nuevo sistema deberá tener en cuenta la población como variable básica, rectificada por el cálculo de la inmigración y el diferencial de costes de precios.
Quizás sea bueno recordar aquí, por ser ejemplo muy ilustrativo, que Catalunya tiene tantos pobres (según el último informe de Cáritas) como habitantes tiene alguna comunidad autónoma.
Creo que atender nuestros argumentos y demandas es conveniente por razones políticas, institucionales e históricas.
No hace falta que insista en el riesgo de desafección si los ciudadanos de Catalunya no sienten que el Estado y, en su conjunto, la política española atiende, comprende y apuesta por hacer frente a las necesidades de Catalunya.
La solidaridad no puede acabar perjudicando a quienes más la practican, porque entonces deviene abuso. Ahora es Catalunya la que necesita los recursos. ¿Le vamos a negar lo que hemos reclamado y obtenido para las demás? Ha llegado el momento de hablar claro, de ser sinceros. Sólo desde las razones y los argumentos, sólo así, y no planteando falsos dilemas, podemos construir futuros compartidos. La España democrática, plural y federal debe ser la solución para todos sus pueblos y la mejor garante de los derechos de todos sus ciudadanos.
Si España deja de interesar y convenir a todos, no será de todos. Esa es la cuestión y ése es el riesgo.
Es tan claro como el agua que nos falta.No vamos a cansarnos de explicar lo evidente.
La decepción por tanta incomprensión anticatalana es una tentación, pero nuestra responsabilidad es convencer de la utilidad, conveniencia y urgencia de resolver la financiación de Catalunya.
Nos la jugamos todos. Catalunya puede negociar, sí; pero ya no puede esperar más.
Y, sobre todo, no puede aceptar que se le diga que "Ara no toca".
José Montilla es presidente de la Generalitat de Catalunya.

lunes, mayo 05, 2008

Ondia, tú!, La neboda d'en Rouco en pilotes!


Magdalena Rouco, la sobrina del Cardenal Arzobispo de Madrid, desnuda en 'Interviú'

* Esta joven canaria de 26 años quiere denunciar "la doble moral de su insigne familiar".

* "A través de mi tío he descubierto la hipocresía de la Iglesia que predica una cosa y hace la contraria".

La sobrina del Cardenal Arzobispo de Madrid y actual presidente de la Conferencia Episcopal, Magdalena Rouco, ilustra esta semana la portada de Interviú, protagonizando un desnudo que es bien seguro que dará mucho que hablar.A sus 26 años, reconoce que tras la muerte de su padre, su tío, Antonio María Rouco Varela, no le ha recibido, por lo que ha decido mostrar sus encantos para denunciar "la doble moral de su insigne familiar".

Según publica el semanario, su familia ha sido siempre "muy religiosa" y asegura que "a través de mi tío he descubierto la hipocresía de la Iglesia que predica una cosa y hace la contraria".

Desprecios

Por si fuera poco, esta joven canaria le dedica varias 'perlas' al Arzobispo madrileño: "Mi tío no se cansa de repetir que la familia es sagrada, que hay que respetarla y luchar por ella, pero luego él desprecia y abandona a la suya".

Según reconoce en la entrevista, Rouco Varela no acudió al entierro de su propio hermano porque tenía una cita con el Santo Padre, aunque Magdalena lo desmiente, ya que acaba de descubrir que el papa Juan Pablo II no le esperaba aquel día.

De su vida privada señala con ironía que se casó a la edad de 16 años porque "la sobrina de Rouco Varela no podía irse a vivir con su novio sin pasar por el altar".