martes, febrero 09, 2010

Carta abierta sobre el republicanismo en España.



De Unión Cívica por la República.

Carta abierta sobre el republicanismo en España.

César Alfonso Viñas

UCR 10 de Enero de 2010

Las clases dominantes han hecho creer a la población española que la II República fue un caos. Que por ello se formaron dos bandos y que estalló una Guerra Civil donde ambos grupos cometieron las mismas atrocidades, una guerra fratricida, donde los españoles se mataban entre sí a causa de ideologías y de unos instintos salvajes ocultos en el inconsciente colectivo español. Tras los cuarenta años de dictadura franquista, con la “modélica Transición” vino la “normalidad política”, la Monarquía Parlamentaria, donde Juan Carlos de Borbón hizo de intermediario, mediador entre las dos Españas para la conciliación en la paz y la democracia.

Es decir se equipara República, la forma de gobierno democrática de la mayoría de los países del mundo, a fascismo y a guerra. Y se hace creer a la gente que la monarquía es la normalidad y que con la III República vendrá otra guerra civil.

España no fue el único país que vivió una guerra. Europa entera se vio envuelta en una II Guerra Mundial con raíces similares a la guerra española. ¿Ha dejado Francia de ser una República por ello?

¿Acaso ha impuesto la CIA la Monarquía Parlamentaria en Alemania e Italia para que no se vuelva a repetir una Guerra Europea o una contienda mundial o para frenar un avance del Partido Comunista? No, tanto Alemania como Italia siguen siendo hoy día Repúblicas.

Una República neoliberal pudo ser la solución para los franquistas en la Transición, dado que a lo largo de la Historia capitalismo y República han ido de la mano (una de las etapas del Imperio Romano, Estados Unidos por poner dos ejemplos), pero claro los fascistas españoles (oligarquía, burguesía, monarquía, ejército e Iglesia Católica) habiendo hundido a la II República y cometiendo genocidio y crímenes contra la humanidad no se iban a echar tierra en lo alto trayendo de nuevo la República y se optó por la Monarquía (hoy día muchos fachas dicen que el verdadero escudo de España es el del águila, es el que figura en el texto original de la Constitución del 78 y es que los franquistas fueron los que trajeron la pseudodemocracia que tenemos). A ello también contribuyó muchísimo Carrillo fragmentando y debilitando a la izquierda en España. Pero en qué parte del mundo se ha visto la bandera del Partido Comunista junto a una bandera monárquica. Si Marx y Lenin hubiesen levantado la cabeza no sé lo que hubiesen dicho, la verdad.

¿Dejarían acaso las grandes potencias mundiales que en España estallara una guerra civil o que se produjera un golpe de Estado estando nuestro país integrado en la OTAN y en la Unión Europea?

¿Por qué hay que tener miedo a la III República en España o sentir rechazo hacia ella? Para la derecha la III República significaría el perfeccionamiento de la maquinaria del Estado, pues incluso la República más democrática del mundo bajo sus valores de libertad, igualdad y fraternidad es dirigida bajo la dictadura de la burguesía. Siguen siendo las clases más altas de la sociedad las que controlan la economía y los medios de producción. Sería una oportunidad del capitalismo español de abandonar el ladrillo e industrializar el país dando prioridad a las energías alternativas. Para la izquierda, la República debería posibilitar más participación de la ciudadanía en consejos comunales por barriadas y los representantes deberían acatar las decisiones vinculantes del pueblo. Esto significaría la democracia construida desde abajo y no la imposición desde arriba por el Estado. La izquierda real debería trabajar también por la nacionalización de los pocos recursos que tenemos, de la industria y redes de comunicación. ¿No les gustaría a los trabajadores votantes del PP acaso tener más participación ciudadana, más poder de decisión en los asuntos del Estado? ¿O a aquellos que votan a partidos independientes de derecha hartos ya del bipartidismo y de la crisis económica? La participación ciudadana es para todos y todas por igual.

Eso sí, República significaría aplicación rigurosa de la Justicia y de los Derechos Humanos. Se juzgarían los crímenes perpetrados por el fascismo al pueblo español, se condenaría aquel genocidio del fascismo hacia el pueblo, la violencia de Estado durante la dictadura fascista ejercida hacia los que no se exiliaron. También todos y
todas las personas implicadas en tramas de corrupción irían a la cárcel, no un año o dos, sino que el castigo sería ejemplar para que aquellos que desearan robar al pueblo en un futuro se lo pensaran dos veces.

Habría que crear un debate acerca de la legalidad de la Constitución del 78, debido a que si la II República fue destruida por un golpe de Estado fascista y un genocidio con la ayuda de Hitler y Mussolini y tras la dictadura debió haber sido restablecida la legalidad republicana, no la monarquía, la Constitución que hoy día tendría validez sería la de 1.931, la de la II República, pues esta forma de gobierno es la que votaron nuestros abuelos, en un noventa por ciento de la población.

Para los Nacionalistas la República Federal puede ser la solución a sus problemas.

Aunque Marx defendiera el Estado unitario (no en el sentido del Estado que aplasta desde el Parlamento al pueblo con su maquinaria burocrática, sino el pueblo organizado en comunas para la destrucción final del mismo) la República Federal puede ser la solución para las nacionalidades históricas en la Península. Una República Federal con el derecho de autodeterminación, centralizada en Madrid, por ejemplo, con una nueva Constitución posibilitaría que cada pequeño Estado (Cataluña, Andalucía, Euskadi, etc.) tuviese su propio poder legislativo, ejecutivo y judicial y su propia Constitución inclusive.

La III República posibilitaría la construcción de un modelo de Nación española consensuado y asumido por todos que fue abortado en nuestro país en tres ocasiones:cuando el Borbón pisoteó la Constitución de 1.812; cuando hicieron fracasar el proyecto de I República; y con el golpe de estado fascista al gobierno legítimo y constitucional de la II República Española.

¿No está harta ya la gente de salir a votar sabiendo que las elecciones es un puro teatro donde nada más tienen posibilidades PP y PSOE, los dos partidos de la monarquía en nuestro país? La gente en este país aborrece, cada vez que hay elecciones, tener que ir a votar. Es como si fuéramos a un restaurante para almorzar y solamente pudiésemos elegir entre dos platos que tienen la particularidad de que que ambos son iguales de asquerosos. Estos dos partidos se dedican a charlar criticándose ante las cámaras de televisión en el teatro del Parlamento, pero tras las bambalinas es donde llegan a negociar; en los aspectos más fundamentales están de acuerdo siendo el bipartidismo un único partido con dos facciones diferentes.

La III República traería una nueva Ley Electoral que favoreciera las candidaturas abiertas y directas y el multipartidismo en el Parlamento.

En la III República podremos votar a nuestro Jefe de Estado, el hombre o mujer que consideremos más preparado para ello y no supeditar el cargo al azar de la unión de un espermatozoide y un óvulo, algo bastante peligroso.

¿No le gustaría a la derecha de este país poder votar a su propio árbitro de la misma manera que el pueblo norteamericano ha votado a Obama o el pueblo francés a Sarkozy? La III República es la única solución para salvar los escollos económicos, políticos, territoriales y sociales y traer la democracia al país, no hay otro camino posible para seguir avanzando.

Y que se enteren ya los fachas y el señor Bono de paso, de que la bandera constitucional tricolor es más española que la bandera monarco-fascista o borbónica.

martes, febrero 02, 2010

Alzaos, hasta que los corderos se conviertan en leones


Alzaos, hasta que los corderos se conviertan en leones.

Javier Parra.

Un país donde la derecha nos roba las calles, los obispos asaltan las tribunas y los lobos se afilan los dientes. Un país donde los políticos tienen un precio y los obreros votan a las derechas. Un país donde la cultura se cubre de polvo, la incultura se pone de moda y la televisión se llena de mierda. Un país donde la democracia es cosa de cuatro, los jueces se cubren de gloria y los reyes se hacen de oro. Un país donde la gente se muere de miedo, los patrones se mueren de risa y los banqueros nos quitan el sueño, ¿es un país de corderos?

No es fácil luchar contra todo un estado de cosas cuando pocos se atreven a declarar la guerra a la corrupción, la incultura, la ignorancia y la injusticia. Y mucho menos cuando los valores de la solidaridad han sido aplastados por los del individualismo, y cuando el sistema ha conseguido enfrentar entre sí a quienes deberían unirse para no dejar piedra sobre piedra del templo de los miserables. Cuando los bancos han puesto de rodillas a millones de trabajadores, no debería quedar uno que no fuera de nuestra propiedad. Cuando cientos de miles de inmigrantes son humillados y encadenados a situaciones de miseria y marginación, ninguno debería quedar sin rebelarse contra la opresión. Cuando a alguien se le pasa por la cabeza recortar el más mínimo derecho social o laboral, el miedo a ser devorado no debería dejarle dormir ni un segundo.

Mientras vivamos en un país donde los trileros del lenguaje sigan hipnotizando corderos, donde los que se llaman “socialistas” violen reiteradamente la memoria de quienes si lo son, o lo fueron, y mientras la gente no recupere la capacidad de soñar y luchar por lo imposible, nada cambiará. Los eternamente utópicos, los infatigables, los imprescindibles seguirán luchando contra gigantes, a pesar de la mirada escéptica de millones de personas. Pero un día, quizá más pronto que tarde, el virus del optimismo de quienes se rebelan una y otra vez contra la injusticia, se contagiará, y nadie conoce vacunas contra el optimismo.

Si se tiran piedras piedras en la dirección adecuada, tarde o temprano se acaba produciendo la avalancha, y entonces no serán trescientos quienes se levanten contra la corrupción, sino 300.000. No serán diez mil los que salgan a la calle contra una Monarquía oscura y antidemocrática, sino cientos de miles. Entonces no serán miles los que defiendan tus derechos en la calle, sino millones. Entonces este país ya no será este país. Pero para eso, alzaos y volved a alzaos, hasta que los corderos se conviertan en leones.