sábado, enero 21, 2006

El potencial industrial y deportivo de un pueblo(de una nación).





Este año, como casi todos,Catalunya ha sido la referencia mundial en deportes de motor.Con seis Campeonatos mundiales de motociclismo, el París-Dakar y el subcampeonato de las CART series americanas,este pequeño y cojonudo país ha demostrado hasta donde se puede llegar con trabajo, imaginación y esfuerzo; partiendo de casi cero. El potencial catalán en el segmento deportivo de las especialidades de motor no es novedoso; ya en los años cincuenta con Montesa, en los sesenta con Bultaco, Ossa, Montesa, Derbi y Mototrans-Ducati, el mundo entero supo de la existencia de nuestra industria y de la calidad de sus productos, comparables a los mejores; aún estando integrados en un Estado comparable a los peores y más sanguinarios del orbe.
A finales de los años sesenta, un joven ingeniero catalán Eduard Giró " el tècnic", hijo de los propietarios de la fábrica "Orfeo Sincronics S.A.", llevó su proyecto fin de carrera (un motor con válvula rotativa) a la producción en talleres.De ahí salió la que luego sería una máquina que daría que hablar a toda la prensa especializada y que, en manos de un piloto madrileño afincado en Bilbo llamado Santi Herrero, asombraría al público internacional y serviría de referencia para que los japoneses hiciesen clones de su revolucionario chasis monocasco de magnesio.
Santi Herrero se dejó la vida en el épico Tourist Trophy de la Isla de Man de 1.970 mientras iba líder en el Mundial,y el desarrollo de aquella maravilla mecànica quedó paralizado.Ya se estaba probando un prototipo de 500 cm3 en Monza por el mismísimo Phil Read, cuando aquello pasó...

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