viernes, febrero 22, 2008

SERBIA TIENE QUE RECAPACITAR

Serbia tiene que recapacitar
Lluís Foix | 21/02/2008 - 22:50 horas
La independencia unilateral de Kosovo ha dividido al mundo y ha llevado a miles de serbios a manifestarse por las calles de Belgrado con enormes banderas y con grandes pancartas que proclamaban Kosovo es Serbia. Unos cientos de manifestantes se dirigieron a la embajada norteamericana y quemaron la fachada arriando la bandera de Estados Unidos.

Lo más relevante no es la posición de las grandes potencias o de las potencias medianas como España. Lo que importa es la estabilidad en el sur de Europa donde los conflictos abiertos en la Edad Media siguen supurando odio en los territorios balcánicos que no pueden dejar de mirar hacia su turbulento pasado, sus etapas otomanas, austrohúngaras, del general Tito… para dirimir sus diferencias de presente y de futuro.

Parece como si más de siete siglos de historia hayan sido un parche para tapar vergonzosamente las miserias que latían en pueblos de etnias distintas, religiones diferentes y culturas contrapuestas.

Sarajevo ya no es aquel crisol de civilizaciones. Yugoslavia no resistió la fórmula rotatoria impuesta por el post titismo. Con la Austrohungría imperial se hablaban muchas lenguas, convivían muchas culturas, las etnias se respetaban desde la diversidad y desde los latentes enfrentamientos como se relata magistralmente en la novela, "El puente sobre el Drina", del premio Nobel de Literatura de 1961, el bosnio, Ivo Andrich.

Es la voz de un puente que conoce toda clase de noches, de días, de tragedias lejanas y de enfrentamientos esporádicos. Es el testimonio de un puente de piedra por el que Andrich deja fluir sus historias que discurren como un "milagro incomprensible, gastándose y diluyéndose sin cesar". No obstante el río es un testimonio pacífico y frágil de existencias crueles, monótonas, bellas o penosas que discurren al canto del agua que corre río abajo.

Recuerdo también la bellísima película "La mirada de Ulises" en la que una estatua gigantesca de Lenin es transportada por el río hacia el almacén de la historia. La estabilidad de los Balcanes es imprescindible para la estabilidad europea. La Gran Guerra estalló en Sarajevo en junio de 1914. También Yugoslavia tuvo un papel decisivo en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.

Al desmembrarse la Yugoslavia de Tito una idea perversa cayó como lluvia fina sobre la sociedad serbia que llegó a creer que el territorio habitado por serbios formaba parte de la Gran Serbia. El patriotismo serbio que hoy se manifestaba en Belgrado lo entendió hasta el punto de ponerse a los pies de Milosevic, incluso aquellos que durante años militaron en la oposición a su sistema.

Esta estructura mental que ponía la idea de la Gran Serbia por encima de los derechos más elementales de las personas ha sido la causa más inmediata de los problemas de un país que no aceptó la diversidad y los derechos de las minorías.

El trazado de las fronteras traen muchos problemas cuando no se respetan las minorías que pueden ser albanesas, kosovares, montenegrinas, magiares, todas ellas parcialmente desplazadas por los tratados internacionales varios que siguieron a la Gran Guerra.

Esta dramática situación tiene muchos matices y las razones y las verdades están repartidas sin que nadie las pueda proclamar en solitario. Hay que devolver a los deportados a sus tierras, ayudarles a recomponer su vida y garantizar su convivencia. Kosovo ha obtenido su independencia unilateral. Pero Serbia no la va a aceptar nunca. Además, tendrá que sobrevivir gracias a la ayuda económica de Occidente y con la presencia continuada de miles de tropas de Europa y Estados Unidos.

Serbia tiene que recapacitar y acogerse a los parámetros de la Unión Europea como hace un siglo se cobijaron bajo el paraguas del imperio austrohúngaro. Rusia va a jugar su carta pensando en sus propias naciones secesionistas. China observa de reojo Tíbet.

España, de forma incomprensible, se ha alineado con Moscú y Pekín sin tener presente lo que hacen nuestros aliados naturales, pensando más en unas elecciones que en la paz y la seguridad del continente.

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